lunes, 9 de julio de 2007

Cualquier cosa menos un cuento

Os voy a contar una historia.
No es una historia de bonitos elfos felices, ni de princesas encerradas en altas torres. No es una historia de finales felizes ni de cuentos de hadas.
Esta es una historia sobre la vida, sobre la tuya o sobre la mía, todo depende de los nombres...

Hablemos del pequeño pueblo de Susan, no espera, no es que el pueblo se llame así, sino que en el vivía una señorita llamada Susan. Todos los habitantes del pueblo la conocían. Para todos los del pueblo era como su pequeña hermana, a la que debían cuidar de todos los males. Aun que, claro, nada malo le podía pasar en ese lugar.
Un día, Susan decidió pasar la tarde en el monte.
Aún que ya era mayor, su madre estaba muy preocupada, ya que sabia de los peligros que había en la montaña. Lobos y osos habitaban las cuevas, cuervos y urracas anidaban entre las ramas, mas de una comadreja hacia madrigueras entres las raíces de los amenazadores árboles.
Cuando su madre estaba a punto de pedirle que se quedara en casa, Susan le contesto:
- Tranquila mama, ya se que el bosque es peligroso, pero ya soy mayor y se cuidarme. Te prometo que me mantendré alejada de las cuevas y tendré cuidado en no meter un pie en las madrigueras - le dijo Susan.
- De acuerdo cariño, pero vuelve antes de que anochezca - le suplico su madre.
De camino al bosque se cruzo con varios vecinos que la saludaron. Aun que estaba acostumbrada empezaba a molestarle que todos fuesen tan amables con ella.
Una vez llego al bosque se puso a pasear hasta que vio una mata de moras. Golosa como era, Susan empezó a recogerlas de una en una mientras las guardaba en un cesto. Cuando ya casi no quedaban entrevió un brillo por el rabillo del ojo. Se acerco a ver que era y descubrió una extraña piedra tirada en el suelo.

Y es en este momento donde todo se vuelve muy extraño

Susan descubrió que la piedra hablaba cuando la piedra le dijo:
- Pídeme un deseo muchacha
- Deseo ser la muchacha más bella de todo el mundo.

Típico

- Concedido - dijo la piedra, que desde ese momento se volvió la piedra más común que os podáis imaginar.

Os preguntareis que tiene esto de extraño, pues lo que quizás no sabéis es que las piedras son mezquinas y engañosas (si, lo son). Y aun que le concedió el deseo a Susan esta se volvió la muchacha mas desgraciada del mundo, podéis ver el porque a continuación…

Mientras volvía al pueblo se iba haciendo cada vez más guapa, a cada paso sus rasgos se volvían más finos, sus pechos abultaban un poco más y sus piernas se alargaban. Por el camino se cruzo con un cazador, este, impresionado por su belleza, se quedo pasmado, momento que el oso al que acechaba aprovecho para despedazarlo.
Pero ella no se dio cuenta de nada de esto, pues solo estaba pensando en lo bonita que era.
Cuando llego al pueblo todos los hombres se quedaron mirándola, pero para todos seguía siendo una hermana, si, pero la hermana de otro. Maridos, hijos y hermanos se quedaron embobados mirándola pasar.
Las mujeres del pueblo, hartas de todo esto, decidieron hablar con ella, que todavía no se había percatado de nada.
Le dijeron que se fuese del pueblo, que si no lo hacia nadie trabajaría. Ella se negó, por lo que las demás damas tuvieron que obligarla.
Entre todas buscaron una profunda cueva que estuviese vacía, llevaron allí a Susan y la dejaron encerrado con la única compañía de un pequeño espejo, para que se quedase por siempre jamás contemplando el reflejo que tan bella persona reflejaba…

2 comentarios:

Martín Candela Calabuig dijo...

Se que el recurso de la piedra esta mal presentado, pero es algo que quería escribir (el relato, no lo de la piedra) antes de que se me fuese el hilo.

Quizás dentro de un tiempo lo mejore y lo alargue un poco.

Unknown dijo...

A mi me parce un relato muy bueno. Y la figra de la piedra está bien, peor habría sido que te sacases un genio de la manga. Eso ya está muy visto (hasta yo tengo un cuento de genios).

Sigue avanzando.